Planta cuarta (2003)

Tener catorce años es difícil. Tener catorce años y cáncer es una putada. Bajo esta premisa, Planta Cuarta se asoma como un duro retrato de un tipo de vida, la que llevan los enfermos jóvenes en los hospitales. Pero dejando a un lado lo obvio, Antonio Mercero se adentra con sencillez en los recovecos de la triste realidad que le toca a unos pocos y muchos no desean saber. Planta Cuarta se basa en las experiencias personales de su guionista como enfermo de cáncer, enfermedad que superó con relativo éxito (perdió una pierna) y que le deja recuerdos divertidos pese a todo. Bajo la mirada de Antonio Mercero, se relata una historia inocente, llena de anécdotas y muy sentimental. Una especie de película Disney a la española (el film es distribuido por Buena Vista, la distribuidora de Disney).

Las aportaciones formales son escasas y pese a tratar un tema delicado como el cáncer, recuerda demasiado a las travesuras estilo Parchís, un cine que acabó extinguiéndose por su falta de contenido y carencias argumentales. Cine infantil lacrado de frescura. Divertido pero tonto. Planta cuarta va más allá, pero no mucho más.

El trabajo de sus jóvenes actores, premiados en el Festival de Málaga, es excelente pese a tener que encarar escenas almibaradas difíciles de sostener por cualquier intérprete con trayectoria. Divertido cameo de Elvira Lindo y sobria labor la del que equipo de médicos del hospital, que bajo la realización pragmática de Mercero parece más propia de una serie de televisión.

Antonio Mercero divierte y se divierte como siempre, tras triunfar en la televisión y el cine. Planta cuarta ha sido premiada en Montreal y Málaga y su vida en los festivales se espera más larga que en nuestras salas, donde no hay cabida para un cine a medias, que ni es comercial ni es de autor. Un intermedio tan difícil como necesario.

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